Reflexionando sobre “Amoris Laetitia”

Capítulo Primero.

8.- Se nos hace notar, cómo en la Biblia es constante la presencia de la FAMILIA; se nos dice, más precisamente “ poblada de familias”. Desde la primera página de la Escritura Santa, con Adán y Eva y hasta las Bodas del Cordero en el Apocalipsis.

Ya se ve  -según Amoris Laetitia”- cómo en la Historia de la Salvación del hombre, todo lo relacionado con la Familia tiene que ver – necesariamente- con el Plan Universal de Salvación, que Dios tiene pensado desde toda la eternidad. Se nos presenta el ejemplo de las dos Casas, edificadas sobre roca o arena. Son dos símbolos de las situaciones tan diversas creadas por la libertad humana, con resultados tan distintos. Notable es la cita de un poeta argentino -Borges- que nunca se manifestó cristiano, para reafirmar cómo en la “Casa” se muestra “públicamente” cómo somos, como un candelabro que no se oculta. Es algo tan obvio, que hasta un no cristiano lo ve claro.

Para reafirmar todo esto se nos presenta uno de los Salmos más bellos de la Escritura, el 128, donde Dios revela la “belleza” del Matrimonio bendecido por Él. Fruto de la Fe de los esposos en El Señor Dios: Quien  trae trabajo, dicha, buen futuro, fecundidad en hijos. Una familia reunida en la mesa del hogar, presidida por el Padre y la Madre. Bendecida y destinada a la Paz asegurada durante esta vida, que llegará a ver el futuro, en los nietos y bisnietos.

A continuación, somos invitados a “entrar” en esta hermosa casa.

9, 10 y 11.- Lo primero que se realza es la pareja de los ESPOSOS: Pareja de esposos  “con su historia de amor”. En ellos, padre y madre, se manifiesta el Designio  Primero y Misterioso de Dios, al crearlos varón y mujer: Iguales como PERSONAS, pero MUY DISTINTOS, tanto corporal como psicológicamente. Pero siendo tan diferentes,  “llamados” a dejar a su padre y a su madre, para unirse entre ellos. He aquí la realidad divina y humana del Matrimonio según Dios; el que nos viene de la Creación y antes de cualquier pecado. Hace de dos, uno en la carne. Tenemos aquí un gran MISTERIO,  querido y proyectado por Dios, para el hombre y su tarea de vida terrenal.   Se nos señala que todo lo anterior, está fundado en que el hombre, el ser humano, varón o mujer, ha sido creado A IMAGEN Y SEMEJANZA DE DIOS. Toda paternidad, del padre o de la madre, descienden del Padre Eterno Creador. El amor esponsal fecundo, es IMAGEN VIVA Y EFICAZ. Se convierte este amor fecundo en hijos, en un SIGNO VISIBLE  del acto creador. El amor fecundo de los esposos, es una verdadera IMAGEN-ESCULTURA, del Dios Creador.

El  Designio Divino de Salvación, se va revelando a través de las generaciones engendradas en el Matrimonio. En las historias generacionales, se perpetúa el Designio y se va revelando cómo es Dios, De allí, que la imagen más utilizada por Profetas y Sabios para SIGNIFICAR  las relaciones entre Dios y su Pueblo, sean el Amor esponsal y famiiar. Se nos hace notar, que el Santo Papa Juan Pablo II, desarrolló todo esto en sus catequesis y discursos. Finalmente, se nos trae a la memoria el texto de Efesios 5, 21-33, donde el Apóstol  nos habla del Misterio Matrimonial de los amores de Cristo y Su Iglesia.    Pbro. Lic. Oscar Duarte.

Te invitamos a leer  la parte número I de las reflexiones propuestas por el Padre Oscar Duarte ingresando al siguiente enlace: LA BELLEZA DEL MATRIMONIO – PARTE I