Por AICA.  En su mensaje para la 98ª Jornada Mundial de las Misiones, que se celebrará el 20 de octubre, el Papa Francisco subraya que el «drama de la Iglesia» es que Jesús «sigue llamando a la puerta, pero desde el interior, ¡para que lo dejemos salir!»

Inspirándose en un versículo del Evangelio de Mateo («Vayan e inviten a todos al banquete»), el sucesor de Pedro explica que «la misión es, por tanto, una ‘incansable salida hacia toda la humanidad’, sin excluir a nadie, ‘para invitarla al encuentro y a la comunión con Dios'».

«En un mundo desgarrado por divisiones y conflictos, el Evangelio de Cristo es la voz dulce y fuerte que llama a los hombres a encontrarse, a reconocerse como hermanos y a alegrarse por la armonía entre las diversidades», expone.

El riesgo de una Iglesia que no deja salir al Señor
La invitación de Jesús es tan actual hoy como ayer: «Cada cristiano -señala el pontífice- está llamado a participar en esta misión universal con su propio testimonio evangélico en cada ambiente, para que toda la Iglesia salga continuamente con su Señor y Maestro a las encrucijadas de los caminos del mundo de hoy».

«Muchas veces -observa el Santo Padre- terminamos siendo una Iglesia que no deja salir al Señor, que lo guarda como ‘cosa propia’, mientras que el Señor vino para la misión y quiere que seamos misioneros”.

Sin excluir a nadie
De ahí la invitación a todos los bautizados a redescubrir el impulso y el celo misionero de los primeros cristianos, que sentían «la urgencia de anunciar el Evangelio». El anuncio es universal, concierne «a todas las personas de cualquier condición social o incluso moral».

La urgencia, pero también el respeto y la amabilidad, deben caracterizar, según Francisco, la invitación a las bodas y la belleza del encuentro con el amor salvífico de Dios en Cristo muerto y resucitado: «Al anunciar al mundo la belleza del amor salvífico de Dios -escribe en el mensaje para la Jornada Mundial de las Misiones 2024-, los discípulos lo hacen con alegría, magnanimidad, sin coacción, coerción o proselitismo».