En este día recordamos cuando Jesús muere en la cruz para salvarnos del pecado y darnos la vida eterna. El sacerdote lee la pasión de Cristo en la liturgia de la Adoración a la cruz. Ese día no se celebra la Santa Misa.
En las iglesias, las imágenes se cubren con una tela morada al igual que el crucifijo y el sagrario está abierto en señal de que Jesús no está. El color morado en la liturgia de la Iglesia significa luto. Se viste de negro la imagen de la Virgen en señal de luto por la muerte de su Hijo. Podemos recordar leyendo el Evangelio de San Juan, capítulo 18, versículos 1-19, 42.
Este día manda la Iglesia guardar el ayuno y la abstinencia.
Se acostumbra rezar el Vía Crucis y meditar en las Siete Palabras de Jesús en la cruz. Se participa en la Liturgia de Adoración a la Cruz con mucho amor, respeto y devoción. Se trata de acompañar a Jesús en su sufrimiento. A las tres de la tarde, recordamos la crucifixión de Jesús rezando el Credo.