Por AICA
El Papa Francisco se reunió ayer jueves con los participantes en la Asamblea Plenaria del Dicasterio para el Clero en el Vaticano, centrándose en tres aspectos principales: la formación permanente de los sacerdotes, la promoción de las vocaciones y el diaconado permanente.
El Santo Padre subrayó la importancia de que los sacerdotes vivan en una red de relaciones fraternas porque «no estamos destinados a caminar solos» y expresó su gratitud por la generosidad con la que la mayoría de los sacerdotes trabajan, ante tantas dificultades.
El Papa saludó con afecto a los participantes en la audiencia, aprovechando la oportunidad para expresar su agradecimiento a los sacerdotes y diáconos de todo el mundo:
«Muchas veces advertí contra los riesgos del clericalismo y de la mundanidad espiritual, dijo, pero soy muy consciente de que la gran mayoría de los sacerdotes se dedican con gran generosidad y fe al bien del santo Pueblo de Dios, soportando el peso de muchos trabajos y a veces enfrentando desafiantes dificultades pastorales y espirituales”.
La formación en el seminario no es suficiente
Francisco abordó cada uno de los tres temas discutidos en la plenaria, comenzando por el tema central de la formación y subrayó que esta formación debe ser permanente, especialmente en un mundo en constante cambio como el que vivimos actualmente.
«Estamos llamados a consolidar, fortalecer y desarrollar lo aprendido en el seminario», dijo, «como parte de un camino que nos ayude a madurar, crecer espiritualmente, encontrar lenguajes adecuados para la evangelización y profundizar en lo que necesitamos» para abordar adecuadamente los nuevos problemas de nuestro tiempo.»
Soledad
Para el Papa, la cuestión de la soledad que viven muchos sacerdotes es de fundamental importancia. «Este camino no debe realizarse solo», dijo, señalando que muchos sacerdotes carecen del «salvavidas» que representa un «sentido de pertenencia».
«Tejer una fuerte red de relaciones fraternas es una tarea prioritaria de la formación permanente… es esencial que los sacerdotes se sientan ‘como en casa’. Ustedes, como Dicasterio, han comenzado ya a tejer una red mundial: los insto a hacer todo lo posible para que esto continúe y dé frutos en todo el mundo».
El descenso de las vocaciones
La disminución de las vocaciones al sacerdocio y a la vida consagrada es «uno de los grandes desafíos del Pueblo de Dios», observó el Papa.
Y añadió que la crisis afecta también a las vocaciones al matrimonio. Por este motivo, explicó, sus recientes mensajes para la Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones han ampliado el enfoque «para incluir todas las vocaciones cristianas», en particular la «vocación fundamental del discipulado» que une a todos los bautizados.
«No podemos resignarnos -advirtió el Papa- a que para muchos jóvenes la perspectiva de una oferta radical de vida haya desaparecido del horizonte. Más bien, debemos reflexionar juntos y permanecer atentos a los signos del Espíritu, y puedan realizar esta tarea a través de la Obra Pontificia para las Vocaciones Sacerdotales. Los invito a reactivar esta realidad con métodos adecuados a nuestros tiempos».
Reflexión sobre el diaconado permanente
A continuación, el pontífice abordó el tercer tema de la plenaria: el diaconado permanente, cuya «identidad específica» hoy es a menudo cuestionada.
El Sucesor de Pedro invitó a los participantes a contribuir a la reflexión permanente sobre este ministerio, como recomienda el Informe de Síntesis de la primera Sesión de la Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos del pasado mes de octubre, centrándose especialmente «en la diaconía de la caridad y el servicio a los pobres».
«Acompañar estas reflexiones y estos avances es una tarea muy importante de su Dicasterio. Los animo a trabajar en este sentido y a movilizar todos los recursos necesarios».
El Santo Padre concluyó su discurso invitando a los participantes a trabajar «para que el Pueblo de Dios tenga pastores según el corazón de Cristo», acompañados por María, «modelo de toda vocación».